30 mar 2010

ANTECEDENTES

Los beneficios psicológicos de la terapia asistida por el Compañero Animal, en atención a personas con autismo, parten de la hipótesis formulada por Boris M. Levinson, de que el Compañero Animal,  refuerza el contacto del niño con la realidad. Se cuenta que en 1953, “Jingles”, el perro de Levinson (Pets and human development,) le sugirió su potencial como “coterapeuta”.

Por ello y gracias a “Jingles” y al Dr. Levinson, es que hoy en día podemos aplicar de manera rigurosa y científica, terapias asistidas por animales.

Por su parte Ange Condoret (BRUNETAUD, Jean-Claude. People and animals: the two passions in the life of Ange Condoret.), demuestra la necesidad de tener paciencia, e insistir en la capacidad de los animales para cambiar conductas.

También Redefer y Goodman, tras intensos estudios en casos de personas con autismo, concluyeron en 1989 que a menudo, la reacción del niño ante el Compañero Animal es la de evitar el contacto físico, por lo que  con algunas sesiones consigue vencer sus miedos y  termina acariciándolo.

Sin embargo para que ello se produzca es necesario el estímulo frecuente, proporcionado activamente por el Compañero Animal, y una vez establecido el contacto, las relaciones con el Compañero Animal, se vuelven más espontáneas.

En cuanto al habla, Boris M. Levinson, postuló que el deseo de comunicarse con los animales es uno de los motivos para hablar.
“Reduce el estrés y la tensión. Es el mejor relajante tanto para el perro y el gato como para su propietario.” Ange Condoret, 1947

“… La alienación es moneda frecuente…La ansiedad del hombre se debe, en parte, a su alejamiento de las fuerzas curativas de la naturaleza y de sus representantes más genuinos: el reino animal.… El hombre necesita sentirse en comunión con la naturaleza, con el mundo que le rodea y con su mundo interior para poder mantener una buena salud mental.” Boris M. Levinson, Ph.D. 1969.

“El uso de animales en terapia es una inversión del proceso de domesticación. Esta facilitó la civilización. Hoy tratamos pacientes con animales para civilizarles: para que sean capaces de funcionar”


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